9.3.23

LA PRUEBA, EL CURSO

Ok, saquen una hoja, 
voy a tomarles exámen: 

¿Me pueden decir 
qué fue 
lo qué aprendieron 
a partir 
de la pandemia? 
¡No puede ser que no hayan aprendido a sumar de verdad! 

Los números no paran de hablar y de hablar, 
y hay palabras que cuentan 
a ciencia cierta,
sobre el bien y el mal. 
Hay pistas avisando 
de todo el desastre que puede llegar a pasar,
si no aprendemos a cuidar, 
o mejor dicho, 
si no hacemos algo distinto 
a lo que venimos haciendo, 
sin parar,
desde que volvimos; 

porque estamos fingiendo 
como que no pasó nada, 
que esto es lo mismo 
y seguimos yendo.

Capaz sea el negacionismo a partir del miedo, 
o ese maldito factor de acostumbramiento 
que nos mantiene quietos, 
mientras el mundo se prende fuego 
sobre un cenicero, 
teniendo muchísimos matafuegos 
que ya pasaron de su fecha de vencimiento, 
y además también tenemos mucho hielo,
pero seguimos prefiriendo meterlo en un vaso, 
mientras grabamos un video en vivo 
para que lo vean los hijos 
de algún insecto que heredará el mundo, 
si es que no estamos dispuestos
A CAMBIAR EL CURSO, DE INMEDIATO.
 
Acá hay un dios todopoderoso, abajo mío, 
que me dice que quizás nos deba quitar 
algo todavía más valioso, 
para que reaccionemos 
y entendamos 
que el valor de la humanidad 
es inmaterial. 

Hicimos ese curso acelerado 
de supervivencia, 
que se hizo viral, 
que duró más de la cuenta,
y por un momento nos dimos cuenta 
que un abrazo valía más que un celular,  
más que un Bitcoin o que un Ethereum,
y ese es un detalle importante,
porque no hay que olvidarse,
que todavía no vivimos la caída del mundo digital,
y ese día el mundo se puede llegar a desmoronar,
y nadie te va a venir a salvar, 
ni yo, ni la nueva inteligencia artificial, 

¡pero creeme 
 que yo 
te quiero!, 

capaz no te conozco pero yo te quiero 
y quiero asegurarme que vas a estar bien, al final, 
que vas a salir de tu lugar, 
que vas a cruzar una puerta y vas a ver 
si hay alguna manera de mejorar 
un poco, todo. 

No esperés una solución mágica del cielo, 
ni de este poeta que tampoco es tu maestro. 
Yo solamente vengo a molestar un poco en su hora libre. 

Y no quiero irme sin antes 
darles aliento y decirles, 
que en este exámen no existe un puntaje perfecto, 
aunque si hay que superar pruebas...
pero se promociona con simples hechos, 
con acciones y gestos 
hasta los más sutiles y sencillos, 
si son sinceros, 
como estos versos. 

A toda la clase, le digo,
¡quiero que sepan que 
en ustedes confío, a pleno! 

Uff...
miren la hora...
...salgan al recreo,
¡vayan a jugar al patio!



PD/ nota de autor: sos un 10.

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