2.2.24

APARICIÓN 2/2/2024

 



Foto: Cami Florenz.

Por desesperación. Llegué al taller de covers a mediados de enero por desesperación. Sé que suena exagerado. Y lo soy. Pero algo de verdad debe haber en lo que cuento. 
Me tomé mi tiempo en hacer esta reseña y no lo tengo tan fresco, y no sé que tan contraproducente puede llegar a ser transportarme mentalmente a ese punto, y desde este punto. Venía aplastado por el ritmo de vida que llevo, tantos esfuerzos, tanto estrés, el trabajo, la autoexigencia, la ansiedad y lo otro.
Venía dándolo todo, buscando mantenerme en eje, tratando de comer y descansar bien, rodeándome de buena gente, pero no me alcazaba. El profe Juan se encontraba de vacaciones en ese momento. Todavía no volvió, de hecho (13/2). La necesidad de tener un compromiso musical y buena compañía me impulsó a buscar un curso de corto plazo para cubrir un bache en mi calendario. El algoritmo de internet y mis vaticinios me llevaron esta vez a inscribirme en un taller de 5 clases furtivas basado en un cover. Me anoté e hice la transferencia por el total sin tener ninguna referencia ni nada. Más tarde sabría que no me equivoqué. Tuve la suerte de dar con Cami, una gran música y persona que bien supo llevar a cabo su rol de coordinadora a lo largo de cada encuentro. Ya iniciado el taller, conocí a otras personalidades de las que también aprendí y acompañé en sus procesos. La experiencia fue muy linda. Desde lo musical, había elegido en la previa un par de canciones al revoleo. Finalmente fue Cami quien decidió que interprete un cover de Radiohead por sobre "The box" de Damien Rice. "Exit music" me representaba un desafío inmenso: 'mi Everest, mi Himalaya, mi Aconcagua', decía. No me equivocaba. Con trabajo, compromiso y constancia, fueron sucediendo cambios, clase a clase. Para llegar a eso, hubo un principio de análisis fino. Después hubo un punto en el que necesité encontrar un espacio para gritar, para levantar bien la voz y aprender de esa sensación para después llevarla al canto, y para eso me vi una tarde pedaleando hasta los bosques de Palermo, y después en otro punto muy interesante detrás de la facultad de derecho. Fue interesante salirme de la zona de confort de esa manera, hubo situaciones diferentes a lo que había tenido que hacer para otras actividades. Ya en la muestra final, pude presentar una versión de la canción funcional a mí. Creo que me metí en la canción, la hice propia. Yo también me adapté a ella, la entendí, y me entregué. El resultado en vivo se sintió muy bien. Después apareció un video, eso ya no fue tan piola, pero quedó un registro lindo.
Como un detalle más, el día anterior o quizás el mismo día de la presentación, entendí algo que la canción 'me pidió': le escribí un verso final, pero en castellano. Lo vi como algo muy genuino. De verdad creo que logré conectar mucho con la canción. Esa parte no quedó en el video. A riesgo de perder la idea, la quisiera anotar acá. Lo acordes finales son un agregado (F E (E7) Am) y están transportados a la primera cejilla. La letra dice "La manera, hallemos la manera, hallamos la manera para irnos de pie".
Retomando lo humano: estoy agradecido por haber encontrado más personas copadas en el camino, ¡e historias!
Fue una hermosa costumbre subir a la terraza de la sala de ensayo Calacuta (en Chacarita), tomando birra y compartiendo canciones, entre charlas, encuentros. ¡Me las guardo bien!

Me sale decir ahora... ¡gracias (a la experiencia), por la confianza y una armonía que necesitaba!

Canciones interpretadas:
EXIT MUSIC (FOR A FILM) (*cover)

Zapadas de terraza:
Catalejos, Nuestras despedidas, Buenos Aires, Marquesinamante (fragmento), I am the higway (cover de Audioslave), Naturama (intro).

Nota: Quizás no sea conveniente decirlo, darle entidad, pero es una idea que me ronda y me apuntala en la cabeza, y es que estoy considerando a "la canción de salida" realmente como eso: una canción al final de mi propia película, que me acompaña mientras las palabras pasan y la gente se va. Hoy me sale decir esto, soy real y me estoy sintiendo un poco frágil. En el caso de que sea así, saboreo la sensación agridulce, reconociendo que no logré llegar a la gente como hubiese querido, como tanto desee o sigo deseando. Por otro lado, más allá de los tropezones y al esfuerzo de avanzar cargando mi mochila, me da un poco de paz entender que todo este tiempo realmente hice lo mejor que pude, estoy convencido que he decidido y hecho queriendo... que sea para un bien común, lo más posible.

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