25.7.22

LA INAUSENCIA

Soy de aquellos que protestan, 
que no intentan imitar 
a esa gente que acepta 
las faltantes que les tocan. 

Las mañanas me dialogan 
con las máximas certezas, 
la simpleza está en su idioma,
pero cuesta descifrarlas. 

Y esas llaves que no me dejan 
de girar en la cabeza/ 
entorpecen/ mi mirada/ 
sigue puesta en los candados. 

Y ese mate que no cambia 
de sentido, de manos. 
Hoy no estamos separados, 
son caminos paralelos. 

Es la nostalgia 
que me genera 
llamarte y que no vengas, 
nombrarte y no te des vuelta 
para verme, 
para ver que 
sigo extrañándote. 

 Si algún día nos volvemos a cruzar, 
vas a ver de inmediato, cuánto 
estuve esperándote.

Si algún día nos volvemos a cruzar, vas a ver...
Hoy son caminos paralelos,
caminos paralelos,
caminos paralelos...


(Canción)


A mi mamá. A mis ausencias.
A partir de un sueño.
Está canción me fue guiada.
Canción compuesta en la tarde de hoy, mientras tomaba mate y no dejaba de pensar en el sueño que tuve esta madrugada, que me tuvo toda la jornada esperando a pasar por los asientos que hay en la puerta del edificio, expectante, para finalmente comprobar que ahí no iba a encontrarme con nadie, y que tampoco, al subir, iba a estar mi mamá, radiante, para sostenerme la mano y decirme que confíe en lo que estaba por hacer, sin saber a qué se refería. Ahora creo que debió tratarse de esta canción. 
Me senté en esa silla blanca en el medio del living, con el mate y la guitarra, como en el sueño, y ésto fue lo que me llegó.
Sabía que no iba a ver a nadie en esos lugares, no estoy tan loco, pero lo que sí creía que podía pasar y pasó es que aflorarían algunas pequeñas sensaciones, las que me siguen acompañando por todo este rato.

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